Hace tiempo que tenía por escribir sobre uno de los mejores potajes típicos que he disfrutado: el Picante a la Tacneña.
Lo he probado innumerables veces, incluso aquí en Lima. Mi prima Maruja Bravo prepara uno de los mejores (gracias Marujita por todas las veces que lo he disfrutado de tu sazón). No obstante, siempre mi memoria me lleva a recodar las ocasiones que he estado en la ciudad de Tacna, para disfrutarlo en un restaurante del que, en la última oportunidad, no recordaba su nombre… pero el sabor, el aroma, la experiencia, los tenía muy presentes.
“Bueno – dije, ni bien estuve en Tacna – si le doy las referencias
a un taxista, sin duda sabrá de que restaurante le hablo y me llevará allá”.
Así fue, el Picante a la Tacneña que recordaba era el
de “El Cacique”, restaurante de un solo piso - al menos la última vez
que fui - ubicado en una esquina que ahora, me es fácil recordar gracias al
Internet y Facebook.
El local había cambiado para bien, comparado con la vez
inmediata anterior que fui. Lucía un ambiente moderno, que no perdía la tradición
que antecedía a su fama. Los mozos se mostraban profesionales, a la altura de
los comensales locales y foráneos (como yo). Los precios no eran altos, al menos
así lo recuerdo.
El tiempo de espera, el suficiente como para tomar una
cerveza que iba amenguando el calor y calmando la sed.
El plato de picante que me trajeron, inmejorable. Lo ofrecían en dos presentaciones. Una más servida que la otra… escogí la de mayor presentación, claro.
Es un plato típico de Tacna, lo repito, que tiene como base, panza de res (o mondongo si lo prefieres llamar así) cortada en bastones, patitas de res, papas trituradas, algo de charqui, picados y cocinados sobre ajíes panca y amarillos; seguramente ajos molidos y especias que, cuáles y en qué cantidad, solo lo debe saber el cocinero o cocinera mayor del restaurante.
Lo sirvieron
en plato hondo, acompañado de una porción de pan marraqueta, crocante como él
solo.
Este pan es
propio del sur del Perú, norte de Chile y oeste de Bolivia. Si bien, tiene
diferente nombre y ligeras diferencias de sabor según el país, aquí en nuestro
Perú es en Tacna en donde es la preferencia y el perfecto acompañante del Picante
a la Tacneña.
Se me ofreció luego, una copa de vino “de la casa”, probablemente cabernet, que cayó muy bien
luego del picante.
Salí satisfecho, tanto que ya no me importaba recordar cuánto tiempo había pasado desde la última vez que visité a El Cacique. Solo quedaba hacer la promesa de, en caso volver a Tacna, visitar este restaurante y pedir Picante a la Tacneña.
Marujita, no te olvides de mi, cuando prepares tu Picante a la Tacneña.
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