Este es otro de los platos que me encanta prepararlo y ponerlo en el centro de la mesa o “bola al centro” para que tus amigos, familia y uno mismo vayamos disfrutándolo mientras se va conversando y analizando las razones por las que el Perú no clasificó al Mundial de Qatar.
Acompañado de rodajas de pan para aprovechar hasta el último
“poquito” de salsa, disfrutas las alitas y disfrutas el pancito y su salsita
más.
Antes de seguir, otro si digo. He visto varias recetas de “Alitas
al sillao” unas más complejas que otras, pero como siempre lo digo aquí en este
blog, salvo que seas un cocinero profesional (mis sinceros respetos a ellos),
hagámoslo sencillo. Verás que queda rico. Prueba esta receta.
¿Qué necesitamos, digamos, para seis personas?
INGREDIENTES
Aparte de las cervezas, chilcanos o vinos, necesitaremos:
+ Alitas de pollo. Usaremos solo los muslitos de ala (o
blanquetas), y las alitas (alón o parte intermedia). No usaremos las “puntitas”
del ala, pues podríamos aprovecharlas mejor, haciéndolas broster, crocantes
como para un snack. Para seis personas: 2.4 kilos de alitas (muslitos + alitas),
estarán bien.
+ Apio, dos ramitas. Ajo, unos tres dientes grandes o su
equivalente. Sal, azúcar, harina de chuño y sillao.
+ Pan, bastante pan. Baguette o ciabatta cortados en rodajas.
Nunca es mucho, mientras quede la salsita del sillao.
That’s all… bueno, casi... falta agua para el caldo, pues.
PREPARACIÓN
+ Hacemos hervir las alitas en una olla grande, cubriéndolas de
agua. Que no sobrepase, pues queremos un caldo concentrado de sabor. Agregas
solo un poquito de sal (luego te explico por qué), las ramitas de apio cortadas
en trozos grandes y los ajos rallados.
+ Mueves constantemente para que todas las alitas cosan
parejitas.
+ Una vez cocidas, cuelas y usas parte o todo el caldo.
+ En olla aparte continúas con la cocción del caldo, pero a
fuego bajo. Agregas sillao y azúcar y vas moviendo. ¿Cuánto? Yo sugiero sillao
hasta que tu caldo quede obscuro y unas seis cucharas de azúcar. Aquí una
anotación: el sabor final de esta salsa, la brinda i) el caldo de pollo por
supuesto (el que además ya contiene el aporte del ajo y el apio), ii) el sillao
que le brinda la contribución de sabor salado (por eso al inicio, solo hay que
poner en el caldo, poca sal) y iii) el dulce del azúcar.
Por ello, es tu paladar el que irá diciéndote cuanto más de
sillao y/o azúcar debes agregar. Si se te pasaron, le agregas un poco más de caldo
(ajajá, ¡esa no la sabías!).
+ Regulado el sabor, preparas harina de chuño disuelta en un
poco de agua y vas agregando al preparado anterior, poco a poco, en chorrito delgado
y moviendo constantemente. Irás viendo que la salsa, va apareciendo en su espesor
deseado… y un poco más. Es decir, espésalo un poco más.
+ Agregas las alitas que has separado del caldo y mueves
bien hasta que todas queden embadurnadas totalmente. Verás ahora que la salsa
espesada, pierde un poco de consistencia, pues las alitas le han agregado líquido.
Por eso, lo recomendable es espesarla más que otras salsas. Al final te quedará
la consistencia deseada.
PRESENTACIÓN
A cada comensal ponle dos platos vacíos. Uno para que ponga las alitas y pan, en las cantidades que prefiera y otra para que ponga los huesitos que le han de ir sobrando. O también puedes presentarlo, en platos con las porciones ya servidas, pero siempre con otro vacío, para los huesitos.
Como prefieras, siempre habrá más alitas para ponerlas en
una fuente, al centro de la mesa y otra fuente con los trozos de pan.
Y siempre habrá rostros de felicidad que te digan sin
palabras ¡que ricoooo…! mientras van disfrutando de las alitas, de preferencia
con la mano.
Ponles bastante servilletas, me olvidaba.