lunes, 6 de abril de 2020

El cariñoso pan casero



En estos tiempos difíciles (este artículo lo estoy escribiendo en días de “cuarentena” - 2020), cuando el panadero no viene con la habitualidad acostumbrada y es difícil o ilegal, salir a comprar pan, que bien nos cae un pancito horneado en casa.

Si tienes los ingredientes que lees abajo, tú puedes hacer tu pancito casero, cariñoso y calientito, rico y rendidor.

Para un pan grande o dos medianos necesitamos:
·   500 grms. de harina sin preparar.
·   10 grs. de levadura granulada.
·   Una cuchara de azúcar.
·   Una cucharilla de sal.
·   Un buen chorro de aceite vegetal. Si es de oliva, mejor.
·   Agua tibia, suficiente para disolver el azúcar y la levadura.
·  Agua fría, 400 mililitros o más. Esto lo irás viendo tú mismo a medida que vayas amasando.
·  Opcional: alguna semilla saborizante o aromática. Yo uso anís.

Empecemos con la preparación.
En un recipiente pequeño mezclas bien la levadura con el azúcar y agregas el agua tibia. Remueves hasta disolver y dejas reposar mientras trabajas la masa.

En otro recipiente grande, mezclas (en seco) la harina con la sal y el chorro de aceite. Remueves bien. Verás que por el aceite, empieza a formarse una masa pegajosa y desordenada. 

Agregas la levadura disuelta con el azúcar y agua tibia y sigues removiendo con las manos.

¡Ajá!, ahora empiezas a agregar agua fría, poco a poco mientras continúas amasando hasta que la masa se vuelve compacta. Notas lo compacto pues, la masa se despega de tus manos y de las paredes del recipiente en el que trabajas, mientras se va formando una bola única.

Ahora puedes agregarle la semilla de tu preferencia

En una tabla o en la mesa de trabajo, esparces un poco de harina.
Trasladas la bola de harina amasada y sigues amasándola allí.

Cuando sientas que todo está compacto y bien distribuido, la pasas a un recipiente previamente aceitado. Tapas con un trapo, de preferencia húmedo y dejas reposar por una hora en algún lugar fresco de tu cocina.

Pasada la hora, la descubres y notarás que ha doblado su tamaño. Amasa un poco con la intención de quitarle el aire que se ha introducido entre la masa.

Lo dejas reposar media hora más. Lo descubres y trabajas la masa dándole la forma que quieras darle a tu pan.

Añádele algunas otras semillas (ajonjolí por ejemplo). Hazle unos cortes en la parte superior, los que, al momento de estar horneado le dará una forma muy atractiva a tu pan.

Llévalo al horno caliente a 200 grados de calor, por 40 minutos. Siempre revisa a fin de que los minutos que están en el horno no sean pocos como para que te salga algo cruda la masa, o muchos, cuando se haya quemado la corteza.

Déjalo enfriar un poco y luego dale… acompaña con aceite de oliva más sal o queso parmesano… y para beber, un buen vino, una buena compañía y nada más.

Buen provecho.

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